Durante varios años, y progresivamente, la industria regional
ha caído en una especie de sopor y letargo a causa de un fenómeno evidente y
preocupante debido a los efectos en un medio comercial susceptible a los
movimientos bruscos de su economía. La cultura de la comercialización se ha
vinculado más a la importación, y a requerir y depender de mercados externos
para satisfacer necesidades comerciales, lo que ha permitido el ausentismo y la
debacle de la competitividad local y la gracia de un mercado conocido que antes
de esta cultura se veía claramente satisfecha de acuerdo al movimiento de
producción y demanda.
Igualmente, teniendo en cuenta los contextos contemporáneos
de mercados competitivos desde otros ángulos, es necesario aclarar que estos
mismos movimientos repentinos y bruscos de la realidad y de la cultura,
permiten dificultades que en vez de amilanar al sector, lo engrandecerán debido
a la presión de adquirir y elegir posibilidades alternas de acción y de
progreso. Aquí es entonces donde aparece la palabra Innovación, como
combustible esencial de un futuro con otras características y otras
posibilidades de realización.
Esas posibilidades y esa visión permitirán que la industria
nacional y local florezca y permita mejores panoramas para la evolución y el
progreso. Solo la diferencia y la innovación harán la diferencia, y solo lo
alterno entregará una mejor opción de cambio.
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